Jean-Jacques Rousseau: biografía y principales obras

Jean-Jacques Rousseau

Jean-Jacques Rousseau, uno de los filósofos más influyentes de la Ilustración, nació en Ginebra el 28 de junio de 1712 en el seno de una familia protestante de origen francés. Su vida comenzó con una tragedia que marcaría su existencia: la muerte de su madre, Suzanne Bernard, pocos días después de su nacimiento. Como él mismo escribiría más tarde en sus Confesiones: «Le costé la vida a mi madre, y mi nacimiento fue la primera de mis desgracias».

Su padre, Isaac Rousseau, un modesto relojero, se encargó de su educación inicial, transmitiéndole su amor por la lectura. Sin embargo, tras un altercado con un noble local, su padre se vio obligado a huir de Ginebra en 1722, abandonando a Jean-Jacques cuando éste apenas contaba con diez años. Este abandono constituiría otra de las heridas emocionales que marcarían profundamente la personalidad del filósofo.

Quedó bajo la tutela de su tío Bernard, quien lo envió como pupilo a Bossey, donde vivió con el pastor Lambercier. De esta época conservaría recuerdos bastante felices, disfrutando de la convivencia con sus primos y del contacto con la naturaleza, experiencias que posteriormente influirían en su visión sobre la bondad natural del ser humano y la importancia del entorno natural en la educación.

Los años de formación y vagabundeo

Tras una etapa como aprendiz de grabador bajo la tutela de un maestro al que describe como tiránico, el joven Rousseau decidió huir de Ginebra en marzo de 1728, cuando tenía apenas dieciséis años. Este acto de rebeldía marcaría el inicio de un periodo de vagabundeo e inestabilidad que duraría varios años.

En su huida, buscó refugio con Madame de Warens, una baronesa católica que residía en Annecy. Esta mujer culta y de moral liberal ejercería una profunda influencia en el joven Rousseau. Fue ella quien lo envió a Turín para su conversión al catolicismo, religión que adoptó formalmente, aunque sus ideas religiosas permanecerían siempre heterodoxas.

En 1732, tras diversas aventuras y empleos, volvió junto a Madame de Warens, instalándose en Les Charmettes, cerca de Chambéry. Este período fue fundamental en su formación intelectual. La baronesa se encargó de proporcionarle una educación más refinada, introduciéndole en la música, la literatura y la filosofía. La relación entre ambos era ciertamente ambigua; Rousseau la llamaba «mamá» a pesar de que entre ellos surgió una relación amorosa, a pesar de que ella era trece años mayor que él.

Las descripciones que Rousseau hace de su estancia en Les Charmettes, especialmente en sus Confesiones, muestran su aprecio por la vida sencilla y el contacto con la naturaleza, elementos que serán constantes en su pensamiento posterior.

El salto a París y los primeros reconocimientos

En 1742, Rousseau decidió marcharse a París con la esperanza de triunfar como músico y teórico musical. Los inicios en la capital francesa fueron duros, pero pronto entabló amistad con Denis Diderot, quien le introdujo en los círculos intelectuales de la época. Ambos, de origen burgués pero de vida modesta, subsistían gracias a las clases que impartían.

Rousseau participó en la Enciclopedia dirigida por Diderot, encargándose de los artículos relacionados con la música, área en la que tenía conocimientos significativos aunque autodidactas. Durante esta época también conoció a Madame d’Epinay, quien se convertiría en su protectora.

En 1745, contrajo matrimonio con Thérèse Levasseur, una sencilla costurera sin formación académica. La pareja tuvo cinco hijos que, en una decisión que le valdría severas críticas tanto en su época como posteriormente, fueron abandonados en la inclusa. Aunque esta práctica no era infrecuente entre las clases populares de la época dada la extrema pobreza, el hecho de que Rousseau posteriormente escribiera sobre educación y moral familiar hizo que este episodio fuera utilizado por sus detractores para acusarle de hipocresía.

El verdadero punto de inflexión en su carrera llegó en 1750, cuando participó en el concurso convocado por la Academia de Dijon, que planteaba la pregunta: «¿Si el restablecimiento de las ciencias y las artes ha contribuido a purificar las costumbres?». Su respuesta, conocida como el Discurso sobre las Ciencias y las Artes, resultó ganadora y le proporcionó un repentino reconocimiento.

En esta obra, Rousseau desarrolló una tesis que resultaba provocadora para la época: argumentaba que, lejos de mejorar la moral humana, el progreso científico y artístico había contribuido a la corrupción de las costumbres y al alejamiento del hombre de su bondad natural. Esta posición iba en contra del optimismo ilustrado que veía en el progreso la vía hacia la felicidad humana.

Emilio, o De la educación.

Las grandes obras de Jean-Jacques Rousseau

Discurso sobre el origen de la desigualdad (1755)

Cinco años después de su primer éxito, Rousseau amplió sus ideas en el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, también conocido como «segundo discurso». En esta obra, fundamental en su pensamiento político, Rousseau traza una hipótesis sobre el estado de naturaleza del ser humano y cómo la transición hacia la sociedad civil generó desigualdades injustas.

A diferencia de Thomas Hobbes, para quien el estado natural era una guerra de todos contra todos («homo homini lupus«), Rousseau sostenía que el ser humano era naturalmente bueno y que había sido la sociedad, con sus instituciones y convenciones, la que había corrompido esta bondad original.

En su visión, la propiedad privada constituyó el origen de la desigualdad: «El primero que, habiendo cercado un terreno, se le ocurrió decir: Esto es mío, y encontró gentes lo bastante sencillas para creerlo, ese fue el verdadero fundador de la sociedad civil». Esta cita, una de las más célebres de Rousseau, resume su crítica a los fundamentos de la sociedad de su tiempo.

Este discurso, más radical que el anterior, generó tanto admiración como escándalo, y terminó de consolidar a Rousseau como una de las voces más originales y provocadoras del pensamiento ilustrado.

Julie o la Nueva Eloísa (1761)

Aunque hoy es menos conocida que sus obras filosóficas y políticas, Julie o la Nueva Eloísa fue un auténtico best-seller en su época. Esta novela epistolar narra el amor entre Julie d’Etange y su preceptor Saint-Preux, un amor imposible debido a las diferencias sociales.

A través de las cartas que intercambian los personajes, Rousseau exploró temas como la pasión amorosa, la moral, la educación y la vida en contacto con la naturaleza. La novela refleja muchos de los ideales rousseaunianos: la exaltación del sentimiento sobre la razón, la crítica a las convenciones sociales y la valoración de la vida sencilla y virtuosa.

El éxito de la obra reveló que Rousseau había captado perfectamente el cambio de sensibilidad que se estaba produciendo en la sociedad europea, anticipando lo que décadas después se conocería como romanticismo.

Emilio o De la educación (1762)

Publicado en mayo de 1762, Emilio es el tratado pedagógico más importante de Rousseau. En él presenta sus ideas sobre la educación a través de la historia ficticia de un niño, Emilio, educado según sus principios.

Rousseau propone un sistema educativo revolucionario para su época, basado en el respeto al desarrollo natural del niño y adaptado a cada etapa de su crecimiento. Crítica la educación tradicional, basada en la memorización y el castigo, y defiende que el niño debe aprender principalmente de la experiencia y el contacto con la naturaleza.

En el libro IV de Emilio, Rousseau incluye la «Profesión de fe del vicario saboyano», donde expone sus ideas religiosas. Este texto, que defiende una religión natural basada en el sentimiento interior y la conciencia moral, más que en dogmas y rituales, fue considerado herético tanto por católicos como por protestantes.

El Contrato Social (1762)

Publicado apenas un mes después de EmilioEl Contrato Social es quizás la obra más influyente de Rousseau en el ámbito político. Su famosa frase inicial resume la paradoja que intenta resolver: «El hombre ha nacido libre, y en todas partes está encadenado».

En esta obra, Rousseau busca establecer las bases de un orden político legítimo que respete la libertad humana. Rechaza el derecho divino de los reyes y las teorías que justifican la autoridad política en la fuerza o la tradición. Para él, la única legitimidad posible del poder proviene del consentimiento de los gobernados.

El concepto central de la obra es la «voluntad general», que no es simplemente la suma de voluntades particulares, sino aquello que busca el bien común. Según Rousseau, cuando los ciudadanos participan en la creación de las leyes guiados por la voluntad general, están obedeciendo a leyes que ellos mismos se han dado, y por tanto permanecen libres.

Esta obra fue inmediatamente prohibida tanto en Francia como en Ginebra, pero sus ideas tendrían una influencia decisiva en la Revolución Francesa y en todo el pensamiento político posterior.

Persecución y últimos años

La publicación de Emilio y El Contrato Social desató una fuerte reacción en su contra. Las autoridades francesas ordenaron la quema pública de ambos libros y emitieron una orden de arresto contra Rousseau, quien se vio obligado a huir precipitadamente de Francia.

Buscó refugio en su Ginebra natal, pero allí también sus obras fueron condenadas. Finalmente encontró asilo en Môtiers, territorio entonces bajo soberanía prusiana. Sin embargo, la persecución no cesó. En 1764, Voltaire, con quien mantenía una enemistad creciente, publicó anónimamente «El sentimiento del ciudadano», un panfleto donde atacaba duramente a Rousseau, especialmente por el abandono de sus hijos.

Las tensiones con la población local, instigada por el pastor del pueblo, culminaron en 1765 cuando una multitud apedreó su casa. Rousseau huyó entonces a la isla de Saint-Pierre, en el lago de Bienne, pero fue expulsado poco después.

En 1766 aceptó la invitación del filósofo escocés David Hume para instalarse en Inglaterra. Sin embargo, lo que comenzó como una relación cordial pronto se deterioró. Rousseau, cada vez más atormentado por un sentimiento de persecución, acusó a Hume de conspirar contra él. Este episodio, conocido como la «querella Hume-Rousseau», reveló el deterioro psicológico que sufría el filósofo ginebrino.

En 1767 regresó a Francia, donde vivió bajo nombre falso en diferentes localidades. En sus últimos años, escribió tres obras de carácter autobiográfico: Las ConfesionesRousseau juez de Jean-Jacques y Las ensoñaciones del paseante solitario. En estas obras, especialmente en la primera, Rousseau realiza un ejercicio de introspección sin precedentes, narrando con sinceridad incluso los episodios menos favorables de su vida.

Finalmente, en 1778, aceptó la invitación del marqués de Girardin para instalarse en su finca de Ermenonville. Allí, dedicado a la botánica y a largos paseos en soledad, falleció el 2 de julio de 1778, apenas un mes después de Voltaire. Según algunos testimonios, murió de forma repentina tras sufrir una apoplejía, aunque también circularon rumores de suicidio.

Primera página de la publicación original en francés de El contrato social.

El legado de Rousseau: influencia y controversias

Pocos pensadores han ejercido una influencia tan profunda y duradera como Jean-Jacques Rousseau. Sus ideas sobre la educación, la política, la moral y la religión transformaron el panorama intelectual europeo y sentaron las bases para movimientos tan diversos como el romanticismo, el liberalismo y algunas corrientes del socialismo.

Durante la Revolución Francesa, Rousseau fue elevado a la categoría de héroe nacional. Los revolucionarios encontraron en sus ideas sobre la soberanía popular y la voluntad general una justificación teórica para sus acciones. En 1794, sus restos fueron trasladados con honores al Panteón, donde reposan junto a otros grandes nombres de la historia francesa.

Sin embargo, el legado de Rousseau no está exento de polémicas. Desde su propia época hasta la actualidad, ha sido objeto tanto de admiración fervorosa como de crítica implacable. Para algunos, es el profeta de la democracia moderna y un defensor de los derechos humanos; para otros, sus teorías contienen elementos potencialmente totalitarios, especialmente en su concepción de la voluntad general como algo que puede imponerse a las voluntades individuales.

Lo que resulta innegable es su influencia en distintos ámbitos:

  • En filosofía política, sus ideas sobre el contrato social y la soberanía popular constituyen una referencia ineludible. Kant lo denominó «el Newton del mundo moral» y reconoció su deuda intelectual con él.
  • En pedagogía, su enfoque centrado en el niño y su desarrollo natural revolucionó la concepción de la educación, influyendo en pedagogos posteriores como Pestalozzi y Froebel.
  • En literatura, sus Confesiones inauguraron una nueva forma de autobiografía, más íntima y sincera, mientras que La Nueva Eloísa anticipó la sensibilidad romántica que dominaría la literatura europea décadas después.
  • En el pensamiento religioso, su defensa de una religión natural basada en los sentimientos y la conciencia moral contribuyó al desarrollo de corrientes religiosas más personalistas y menos dogmáticas.

Un pensador de paradojas

Como él mismo escribió en Emilio: «Prefiero ser un hombre de paradojas que un hombre de prejuicios». Esta frase ilustra bien tanto su pensamiento como su vida. Rousseau fue un pensador lleno de aparentes contradicciones: un defensor de la vida simple que encontró su éxito en los sofisticados círculos intelectuales parisinos; un teórico de la educación que abandonó a sus propios hijos; un crítico de las artes y las ciencias que participó activamente en la vida cultural de su tiempo.

Sin embargo, estas contradicciones pueden entenderse como parte de la complejidad de su pensamiento. Rousseau no proponía un retorno literal al estado de naturaleza, sino una reorganización de la sociedad basada en principios más acordes con la naturaleza humana. No rechazaba el conocimiento en sí, sino la vanidad y superficialidad que veía en la cultura de su época.

Rousseau y Voltaire: dos visiones de la Ilustración

La rivalidad entre Rousseau y Voltaire ejemplifica dos formas distintas de entender la Ilustración. Mientras Voltaire representaba la confianza en el progreso, la razón y la ciencia, Rousseau expresaba una visión más crítica de la civilización y daba mayor importancia a los sentimientos y la moral natural.

El conflicto entre ambos, que culminó con la publicación por parte de Voltaire del panfleto «El sentimiento del ciudadano» en 1764, no fue solo personal sino también ideológico. Sus diferencias reflejan tensiones que todavía hoy existen en nuestras sociedades: entre progreso técnico y valores morales, entre racionalidad y emocionalidad, entre cosmopolitismo y pertenencia comunitaria.

Obras principales de Jean-Jacques Rousseau

A continuación, se presenta un resumen de las obras más significativas de Rousseau, ordenadas cronológicamente:

  1. Discurso sobre las Ciencias y las Artes (1750): Su primera obra filosófica importante, en la que argumenta que el progreso de las ciencias y las artes ha contribuido a la corrupción moral.
  2. Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres (1755): Explora el paso del estado de naturaleza a la sociedad civil y cómo este proceso generó desigualdades injustas.
  3. Julie o la Nueva Eloísa (1761): Novela epistolar que narra un amor imposible entre una aristócrata y su preceptor, explorando temas como la pasión, la virtud y la vida en contacto con la naturaleza.
  4. El Contrato Social (1762): Su obra política más influyente, donde expone su teoría sobre las bases legítimas del poder político y el concepto de voluntad general.
  5. Emilio o De la educación (1762): Tratado pedagógico que propone un sistema educativo basado en el desarrollo natural del niño y la experiencia directa.
  6. Las Confesiones (escritas entre 1765-1770, publicadas póstumamente): Autobiografía donde Rousseau narra su vida con una sinceridad sin precedentes.
  7. Rousseau juez de Jean-Jacques (1772-1776): Obra en forma de diálogo donde Rousseau se desdobla para defenderse de las acusaciones que considera injustas.
  8. Las ensoñaciones del paseante solitario (1776-1778, inacabada): Su última obra, una serie de reflexiones filosóficas y personales escritas durante sus paseos solitarios.

Cronología de Jean-Jacques Rousseau

  • 28 de junio de 1712: Nace en Ginebra, hijo de Isaac Rousseau y Suzanne Bernard.
  • 1722: Su padre abandona Ginebra, quedando Jean-Jacques bajo la tutela de su tío.
  • Marzo de 1728: Huye de Ginebra y comienza un periodo de vagabundeo.
  • 1731: Conoce a Madame de Warens, quien se convierte en su protectora.
  • 1732-1737: Vive en Les Charmettes con Madame de Warens.
  • 1742: Se instala en París, donde conoce a Diderot.
  • 1745: Se casa con Thérèse Levasseur.
  • 1750: Gana el concurso de la Academia de Dijon con su «Discurso sobre las Ciencias y las Artes».
  • 1752: Su ópera «El adivino del pueblo» se representa ante el rey Luis XV.
  • 1755: Publica el «Discurso sobre el origen de la desigualdad».
  • 1761: Publica «Julie o la Nueva Eloísa».
  • 1762: Publica «El Contrato Social» y «Emilio», ambas obras son condenadas.
  • 1765: Es atacado en Môtiers y huye a la isla de Saint-Pierre.
  • 1766-1767: Estancia en Inglaterra bajo la protección de David Hume.
  • 1770: Regresa a París.
  • 1776: Comienza a escribir «Las ensoñaciones del paseante solitario».
  • 2 de julio de 1778: Muere en Ermenonville, en la propiedad del marqués de Girardin.
  • 11 de octubre de 1794: Sus restos son trasladados al Panteón durante la Revolución Francesa.
Retrato de Jean-Jacques Rousseau de joven
Retrato de Jean-Jacques Rousseau

Frases célebres de Jean-Jacques Rousseau

  • «El hombre ha nacido libre, y en todas partes está encadenado.» (El Contrato Social)
  • «El primero que, habiendo cercado un terreno, se le ocurrió decir: Esto es mío, y encontró gentes lo bastante sencillas para creerlo, ese fue el verdadero fundador de la sociedad civil.» (Discurso sobre la desigualdad)
  • «Prefiero ser un hombre de paradojas que un hombre de prejuicios.» (Emilio)
  • «La conciencia es la voz del alma, las pasiones son la voz del cuerpo.» (Emilio)
  • «Todo está bien al salir de las manos del autor de las cosas; todo degenera entre las manos del hombre.» (Emilio)
  • «Las personas que saben poco hablan mucho, y las personas que saben mucho hablan poco.» (Emilio)
  • «Vivir no es respirar; es actuar; es hacer uso de nuestros órganos, de nuestros sentidos, de nuestras facultades, de todas las partes de nosotros mismos que nos dan el sentimiento de nuestra existencia.» (Emilio)

Conclusión

Jean-Jacques Rousseau sigue siendo una figura fundamental en la historia del pensamiento occidental. Sus reflexiones sobre la naturaleza humana, la legitimidad política, la educación y la religión conservan una asombrosa actualidad. Las tensiones que identificó entre naturaleza y cultura, entre individuo y sociedad, entre libertad y autoridad, siguen definiendo muchos de los debates contemporáneos.

Su legado es complejo y, a veces, contradictorio, como lo fue su propia personalidad. Sin embargo, pocas figuras intelectuales han logrado influir tan profundamente en ámbitos tan diversos. Rousseau no solo contribuyó a transformar la filosofía política, sino que también anticipó movimientos culturales como el romanticismo y sentó las bases de la pedagogía moderna.

Como él mismo escribió al inicio de sus Confesiones: «Emprendo una obra sin ejemplo, cuya ejecución no tendrá imitadores». Esta frase podría aplicarse a toda su producción intelectual, marcada por una originalidad y una audacia que continúan desafiándonos e inspirándonos casi tres siglos después.

Referencias bibliográficas

  • Burgelin, P. (1952). La philosophie de l’existence de J.-J. Rousseau. Paris: PUF.
  • Cassirer, E. (2007). Rousseau, Kant, Goethe. Madrid: Fondo de Cultura Económica.
  • Grimsley, R. (1977). La filosofía de Rousseau. Madrid: Alianza Editorial.
  • Starobinski, J. (1983). Jean-Jacques Rousseau: La transparencia y el obstáculo. Madrid: Taurus.
  • Trousson, R. (2011). Jean-Jacques Rousseau. Barcelona: Tallandier.
  • Villaverde, M. J. (2015). Rousseau y el pensamiento de las Luces. Madrid: Tecnos.
  • Wokler, R. (2019). Rousseau. Valencia: Universidad de Valencia.

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