Templo de Atenea Niké

Templo de Atenea Niké

Siguiendo con la serie de artículos sobre edificios singulares que nos han legado las grandes civilizaciones antiguas vamos a pararnos en un templo griego que, a pesar de sus reducidas dimensiones (luego veremos por qué) ha pasado a la historia como uno de los más importantes. En concreto, hablamos del templo de Atenea Niké que podemos encontrar en la Acrópolis de Atenas.

Características del templo de Atenea Niké

Templo de Atenea Niké rodeado de olivos.
Templo de Atenea Niké rodeado de olivos. Paolo Villa – Own work

Estilos en el templo de Atenea Niké

Teniendo en cuenta los tres órdenes o reglas que se siguieron para la edificación de los templos en la Antigua Grecia, el Templo de Atenea Niké estaría encuadrado en el orden jónico, que se utilizaba para los templos dedicados a las divinidades femeninas.

Desde el siglo VIII ane los edificios dedicados a las divinidades tenían una estructura y distribución características similares, si bien los distintos órdenes marcaban unas pautas u otras. El recinto sagrado tenía esta distribución: una náos o cella en la que estaba la imagen del dios con dos pórticos en los extremos (pronaos y opistodomo) con cuatro columnas cada uno, que eran el resultado de la prolongación de las paredes laterales de la náos. La cubierta se sustentaba en columnas interiores. Además había una columnata perimetral, una plataforma de tres gradas (crepidoma o krepis, con peldaños más bajos en el Templo de Atenea Niké por ser de estilo jónico) y un altar enfrente. Alrededor se extendía un espacio amplio y varias salas anejas.

Siempre que observamos un templo griego solemos reparar en las reducidas dimensiones de aquel, pero se entiende al comprender que no se trata de lugares de culto para el público en general, sino únicamente la “casa” de la representación de la divinidad.

El Templo de Atenea Niké, cuyo arquitecto fue Calícrates (autor también de El Partenón), está construido con mármol pentélico, al ser de orden jónico las columnas tienen una base de molduras circulares, que es el elemento intermedio entre el fuste o cuerpo de la columna y el primer escalón o estilóbato. Si en el orden dórico los fustes de las columnas son gruesos, en el jónico son más estrechos y de una sola pieza. Las estrías de estas columnas (que presentan 24 acanaladuras) no tienen aristas vivas, son semicirculares en vez de elípticas y acaban en una franja abombada decorada con óvalos.

Los lados de los capiteles no son todos iguales, pues las caras paralelas a las fachadas del templo tienen forma de voluta (espiral, que se suelen decorar con perlas o cuentas) sobre collarín y cojinete (decorados con ovas y flechas). El arquitrabe tiene tres bandas lisas sobresalientes que se denominan platabandas y el friso se decora con relieve continuo, en vez de con la metopa y el triglifo habituales en los templos dóricos. La base de la cornisa es denticulada (decorada con taquitos prismáticos muy próximos).

Vista desde la Acrópolis de Atenas. Jean Housen – Own work

Iconografía

El friso está decorado con escenas de lucha entre griegos y orientales bajo la atenta mirada de los dioses. Esta decoración puede tener origen en las guerras persas y la batalla de Platea, cuya fecha sería el 479 ane, y que puso fin a estas guerras. La decoración basada en hechos históricos es muy poco frecuente en las obras griegas, por lo que este templo tiene un valor aún mayor a nivel histórico-artístico.

En la balaustrada de mármol que rodeaba el bastión sobre el que se asienta el templo se podían contemplar bajorrelieves de la diosa Atenea sedente y rodeada de Níkai que le preparaban animales para ser sacrificados y le ofrecían trofeos. Estas esculturas se suponen posteriores a Fidias por la delicadeza con la que elaboraron y elegancia de los ropajes.

Como las ceremonias se celebraban en los exteriores del templo, los artistas se esforzaban por decorar hasta el más mínimo detalle como las partes visibles de las vigas, los frontones y los muros.

Iconología

Los templos griegos no eran lugares de reunión de los fieles, al menos no la parte interior. El pueblo se reunía alrededor del edificio, donde se celebraban los ritos y festivales, y aquel se destinaba a albergar la estatua del dios, por eso no eran construcciones espaciosas, sino que se limitaban a pocos metros cuadrados y eran concebidos más como esculturas que como edificios, lo que explica la cantidad de detalles y el interés en decorar cada parte de los elementos constructivos.

El origen del templo griego está en el megaron micénico, que era la sala más interna de los palacios micénicos, equivaldría a la náos o cella. Tras diversas modificaciones como la construcción de un pórtico de cuatro columnas, y otras más que sujetaban el techo del edificio, los templos más modernos y grandes se estructuraron en tres naves donde había estado la cella.

Los órdenes en el arte arquitectónico griego son reglas objetivas similares a las que rigen la naturaleza. Los artistas deben reconocerlos y utilizarlos, pero eso no significa que estén encajonados en una serie de leyes inmutables, sino que los órdenes se perciben con la mente como reglas ideales, y de ahí a la forma en la que se construyen los edificios existe la posibilidad de desarrollar su arte. Sin embargo, las reglas pesan mucho y los diseñadores no tienen una excesiva libertad, por eso no se desarrollaron otras formas de cerramiento de los edificios, por ejemplo.

Una ventaja para los diseñadores era que cuando se encontraba una solución a algún problema de edificación esta era elevada al rango de norma, con lo que los arquitectos contemporáneos y posteriores podían seguir mejorando esa técnica de manera que se profundiza mucho más en el descubrimiento y aprovechamiento de esas soluciones.

El arte griego se ve influenciado directamente por la filosofía, y provoca que cada objeto sea representado de la manera más fiel posible, y la comprensión del objeto se sitúa en la inmediatez: se ve, se comprende. Cada parte de un objeto o edificio debe ser reconocible por sí mismo antes que como conjunto.

En concreto la construcción de este Templo de Atenea Niké está directamente influida por el optimismo generado por la convicción de que el pueblo griego contaba con el favor de los dioses tras las victorias en las guerras persas. La obra se construyó con la finalidad de perpetuar la plenitud vital y olvidar las limitaciones que la muerte y las circunstancias físicas imponen al hombre. También hay que comentar la idea de subir la moral al pueblo, pues en estos años los griegos luchaban también en la guerra del Peloponeso, contienda en la que fueron derrotados.

La armonía, la proporción no es sino la forma en la que se conjugan los elementos presentesen la obra para mostrar una imagen de permanencia, de inmutabilidad, de no poder ser cambiada, modificada, de que ése es el orden correcto y definitivo. La armonía es la sensación que tiene el espectador al contemplar una obra y saber, aún sin haber reparado en cada detalle, que el equilibrio reina en la composición. Por ejemplo, si se representa una serie de frutas, todas estarán en sazón, ninguna parecerá verde ni pasada, así ocurrirá con todo lo demás: el paso del tiempo no afecta a la perfección de los rasgos; la decrepitud no existe; lo imperfecto se modifica hasta resultar perfecto a los ojos del que lo contempla.

Valoración histórica del templo de Atenea Niké

Templo de Atenea Niké. Foto tomada en 1978.
Templo de Atenea Niké. Foto tomada en 1978. Steve Swayne – originally posted to Flickr as Temple of Athena Nike

Historia

Pericles encargó a Calícrates la reconstrucción del templo en el año 448 ane. Anteriormente, en el siglo VI ane se había edificado el templo sobre un bastión micénico, el “pỳrgos”, que daba acceso a la ciudadela y había sido destruido en el 480 ane al producirse la invasión persa.

Los materiales que habían quedado esparcidos por el bastión se utilizaron como base del templo nuevo.

Sin embargo, la construcción sufrió un retraso importante, pues hasta el 430 ane no se empezó a trabajar debido al retraso producido por las obras del Partenón, cuyo arquitecto era el mismo Calícrates. Más adelante, otro problema sería la ubicación del ala sur de los Propóleos, que posiblemente terminó con un acuerdo entre los diseñadores Calícrates y Mnesicles.

Ya hemos comentado que el final de las guerras persas influyó notablemente en la decoración del Templo de Atenea Niké, que es el único templo griego en el que pueden verse relieves donde se narran escenas bélicas de las batallas. Y también hemos dicho que la circunstancia de estar inmersos en la guerra del Peloponeso fue clave para la instalación de escenas en los frisos en las que Atenea, Zeus y Poseidón ayudaban a los griegos en la contienda, aunque a pesar de las intenciones, finalmente perdieron la guerra.

Relaciones de semejanza y diferencia en Atenea Niké

Como el resto de templos griegos presenta una estructura similar en cuanto a la distribución del espacio, algo que hemos tratado en epígrafes anteriores. Encontramos la náos, el pronaos y el opistodomo; la columnata perimetral; cubierta a dos aguas apoyada en las columnas; plataforma de tres gradas y altar enfrente donde se realizaban las ceremonias.

Al pertenecer al orden jónico encontramos columnas con base, con capiteles en voluta, fustes más estrechos que las de orden dórico, y estrías sin aristas separadas por una franja lisa. Por otra parte, en este Templo de Atenea Niké podemos contemplar escenas relativas a hechos históricos, algo inusual en el resto de templos griegos.

Factores históricos

El haber ganado las guerras dio al pueblo griego un optimismo y una fuerza vital que se reflejan en el arte. Pero también es cierto que, como ya hemos comentado que el país estaba en guerra contra el Peloponeso, lo que hacía temer lo peor al pueblo.

Atardecer desde la Acrópolis de Atenas. Paolo Gamba from Paris, France – acropolis, sunset

Factores ideológicos

La polis puede definirse como conjunto de ciudadanos que viven en un territorio y consideran su centro común el núcleo urbano. No se diferencia el campo de la ciudad en cuanto a derechos u obligaciones, y todos se siente identificados con ese núcleo urbano común. Este centro se convierte en un centro de poder: allí se sitúan los templos, los tribunales, las asambleas, los teatros, etc. Por eso el territorio de la Acrópolis está tan solicitado y, en muchas ocasiones, se construye sobre ruinas de otros edificios públicos, como en el caso del Templo de Atenea Niké.

La democracia hace que la palabra sea más valorada que la fuerza bruta, y esto favorece que las leyes y normas sean consensuadas y revisadas, no como imposiciones de los poderosos, sino como soluciones pacíficas a los roces normales de la convivencia.

La economía no supuso nunca un quebradero de cabeza para los regidores griegos, pues cada familia administraba su economía. No existían sacerdotes, sino que los misterios de las divinidades eran conocidos por todo el pueblo y eso limitaba la necesidad de “agentes” que intercedieran por los hombres ante los dioses. La divinidad griega aconseja a los hombres, pero no obliga ni impone ningún tipo de sacrificio ritual básico; en vez de eso los fieles celebran las ceremonias y los sacrificios de manera mucho menos rimbombante que, por ejemplo, los egipcios, y consideran a los dioses casi como iguales.

Como hemos comentado al principio del análisis, los templos griegos son pequeños porque se consideran la morada terrena del dios al que están dedicados, y los ritos y ceremonias se celebran en el exterior, donde se sitúa un altar desde el que se dirigen.

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